Domingo XVII del Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Quomodo dilexi legem tuam, Domine.
Sal 118, 57 y 72. 76-77. 127-128. 129-130 (R.: 97a)
Respuestas al Salmo Responsorial:
¡Cuánto amo tu ley, Señor!
Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras.
Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.
Que tu voluntad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión, viviré,
y tu ley será mi delicia.
Yo amo tus mandatos
más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos
y detesto el camino de la mentira.
Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.
ALELUYA
Cf. Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.