Domingo XXXII del Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Sitivit in te anima mea,
Domine, Deus meus.
Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2b)
Respuestas al Salmo Responsorial:
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma esta sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo.
ALELUYA
Mt 24, 42a. 44
Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre.