Domingo XXIII del Tiempo Ordinario. Ciclo C.
Domine, refugium factus es nobis
a generatione in generationem.
Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R.: 1bc)
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: "Retornad, hijos de Adán".
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.
Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos.
ALELUYA
Sal 118, 135
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus decretos.