Todos los Fieles Difuntos. 2 de noviembre. Conmemoración.
Sitivit anima mea ad Deum vivum.
Sal 41, 2. 3. 5bcd; 42, 3. 4. 5 (R.: 41, 3a)
Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Recuerdo cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de jubilo y alabanza.
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
"Salud de mi rostro, Dios mío."