Domingo V del Tiempo Ordinario. Ciclo B.
Laudate Dominum,
qui sanat contritos corde.
Sal 146, 1bc-2. 3-4. 5-6 (R.: cf. 3a)
Alabad al Señor,
que sana los corazones destrozados.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
ALELUYA
Mt 8, 17b
Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades.